El hilo shiga era una extrusión metálica de una parra (Narvi Narviium) que se hacían carretes para transmitir mensajes.
—¿Eso es todo? —dijo Paul—. ¿Son estas las bobinas que te había pedido? —señaló los carretes de hilo shiga en las manos de Korba.
—Bobinas... ¡oh! Sí, mi Señor. Esas son las historias. ¿Queréis verlas aquí?
El hilo shiga crecía solamente en dos planetas en el universo: Salusa Secundus y III Delta Kaising.
Paul devolvió el mensaje y el cilindro a su cintura. Tomó de su cuello una cinta de hilo shiga trenzado, sacó un anillo y lo mostró a la multitud.
—Este era el sello ducal de mi padre —dijo—. He jurado no llevarlo nunca hasta el día en que pueda conducir a mis tropas sobre todo Arrakis y reclamar el planeta como mi legítimo feudo —se puso el anillo en un dedo, y cerró el puño.
A pesar de la sequedad de estos dos planetas, la parra shiga lograba crecer gracias a la producción en su interior de unos cristales de entre un decímetro y un milímetro de diámetro.
—He traído también el sincronizador de pulsaciones, mi Señor —aventuró Korba. Obviamente había captado la creciente tensión entre Paul y Stilgar, y se sentía incómodo.
Stilgar agitó la cabeza. ¿Un sincronizador de pulsaciones? ¿Para qué quería usar Paul un sistema de enmascaramiento mnemónico en un proyector de hilo shiga? ¿Para qué escudriñar buscando datos específicos en las historias? ¡Eso era tarea de un mentat! Como siempre, Stilgar no podía escapar a una profunda desconfianza hacia todo lo que fuera usar un proyector y sus distintos equipos. Esto le sumergía siempre en inquietantes sensaciones, un abrumador conjunto de datos de los que su mente surgía más tarde sorprendiéndole con información que nunca antes había sabido que poseía.
—Señor, tengo las computaciones referentes a Zabulón —dijo Stilgar.
El hilo shiga tiene numerosas aplicaciones, incluyendo el sabotaje, el asesinato, y la mutilación (el hilo shiga monomolecular era especialmente apreciado para éstas tareas), pero los usos más comunes se aprovechan del hecho de que el hilo shiga no sólo es extremadamente compacto y fuerte, sino también metálico y puede contener una carga eléctrica.
—Muad'Dib —dijo el hombre—. Te he fallado en...
—El fallo ha sido mío, Korba —dijo Paul—. Tenía que haberte advertido. En el futuro, cuando registres a un Sardaukar, recuerda esto. Y recuerda también que todos ellos llevan una o dos uñas de sus pies falsas, que pueden ser combinadas con otros elementos ocultos en su cuerpo para montar un efectivo radiotransmisor. Tienen uno o varios dientes falsos. Llevan espiras de hilo shiga ocultas entre sus cabellos... tan fino que es casi invisible, pero lo bastante fuerte como para estrangular a un hombre e incluso cortarle la cabeza en el proceso. Con los Sardaukar, hay que examinarles centímetro a centímetro, sondearlos con rayos X, cortarles todo el pelo y el vello de su cuerpo. Y cuando hayas terminado, puedes estar seguro de que aún no habrás descubierto todo lo que llevan.
Alzó los ojos hacia Gurney, que se les había acercado.
Era enormemente admirado por su gran capacidad de extensión, a la vez que su resistencia.
—O dentro —dijo Paul. Y aceptó por un momento su propia recapitulación oracular/mentat. Fuera, sí. Y dentro: ahí yacía el verdadero horror, ¿Cómo podía protegerse de sí mismo? Era cierto que en algún lugar se estaban preparando para destruirlo, pero aquella situación estaba rodeada de otras posibilidades mucho más terribles aún.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de rápidos pasos. La figura de Korba el Qizara apareció en el umbral, una oscura silueta recortada contra el fondo luminoso. Entró como empujado por alguna fuerza invisible, y se detuvo en seco ante la penumbra que reinaba en el salón. Sus manos estaban llenas de bobinas de hilo shiga. Brillaban a la luz provinente del vestíbulo como pequeñas joyas redondeadas que se extinguieron cuando los guardias personales cerraron las puertas tras él.
—¿Sois vos, mi Señor? —preguntó Korba, escrutando las sombras.
Otro uso que tenía el hilo shiga era el de fabricar los conocidos librofilms de la saga de Dune.
En su conclusión, sin embargo, los Comentarios poseen un tono duro que anunciaba ya su destino: «Mucho de aquello que hasta ahora ha sido llamado religión contenía en sí una actitud de inconsciente hostilidad hacia la vida. La verdadera religión debe enseñar que la vida está repleta de alegrías gratas a los ojos de Dios, y que el conocimiento sin la acción está vacío. Todos los hombres deben recordar que la enseñanza de una religión sólo por medio de reglas y ejemplos ajenos es una completa mixtificación. Una enseñanza justa y correcta se reconoce fácilmente. Se intuye de inmediato, porque despierta en uno la sensación de algo que se ha conocido desde siempre.»
Hubo una extraña sensación de calma mientras las prensas y las imprentas de hilo shiga trabajaban y la Biblia Católica Naranja se difundía a través de los mundos. Algunos la interpretaron como una señal de Dios, un presagio de unidad.
Pero los propios delegados de la C.T.E. revelaron lo engañoso de esta calma apenas volvieron a sus respectivas congregaciones. Dieciocho de ellos fueron linchados en el término de dos meses. Cincuenta y tres se retractaron en el término de un año.
En el juego de Dune el Hilo Shiga es utilizado en forma de látigo como arma, el cual, debido a sus mencionadas características a lo largo de todo este largo texto descriptivo del mismo, puede resultar, y sin duda resulta, en un ataque mortal para todo aquel desprotegido.
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