Baliset

8 de mayo de 2009

Atreides contra Harkonnen. Asalto 1

La semana pasada os expliqué un poco sobre los planetas del universo conocido, así que hoy toca que nos adentremos un poco más en las relaciones de los Atreides con sus mortales enemigos:

En la semana que precedió a la partida hacia Arrakis; cuando el frenesí de los últimos preparativos había alcanzado un nivel casi insoportable, una vieja mujer acudió a visitar a la madre del muchacho, Paul.

Era una suave noche en Castel Caladan, y las antiguas piedras que habían sido el hogar de los Atreidesdurante veintisiete generaciones estaban impregnadas de aquel húmedo frescor que presagiaba un cambio de tiempo.

La vieja mujer fue introducida por una puerta secreta y conducida a través del abovedado pasadizo hasta la habitación de Paul, donde pudo observarlo un instante mientras yacía en su lecho.

Arrakis... Dune... el Planeta del Desierto.

Paul se durmió de nuevo y soñó en una caverna arrakena, con seres silenciosos irguiéndose a su alrededor a la pálida claridad de los globos. Todo era solemne, como en el interior de una catedral, y oía un débil sonido, el drip-drip-drip del agua. Aún soñando, Paul sabía sin embargo que al despertar lo recordaría todo.

La madre de Paul respondió con su suave voz de contralto:

- Es bien sabido que entre los Atreides el crecimiento es algo tardío, Vuestra Reverencia.

- ¿Cómo habéis hecho para engañar a mi madre y conseguir que me dejara a solas con vos? ¿Habéis sido enviada por los Harkonnen?

- ¿Los Harkonnen?

En realidad, la relación entre Atreides y Harkonnen puede quedar resumida con la siguiente frase:

Intentar comprender a Muad'Dib sin comprender a sus mortales enemigos, los Harkonnen, es intentar ver la Verdad sin conocer la Mentira. Es intentar ver la Luz sin conocer las Tinieblas. Es imposible.

El plan de los Harkonnen, con la ayuda del emperador, era llevarlos hacia Dune, donde serían más vulnerables y podrían atacarlos con mayor facilidad, y así, ganar puntos en el Landsraad:

Thufir Hawat, el Maestro de Asesinos de su padre, le había explicado: sus mortales enemigos, los Harkonnen, habían residido en Arrakis durante ochenta años, gobernando el planeta en un cuasi-feudo bajo un contrato con la Compañía CHOAM para la extracción de la especia geriátrica, la melange. Ahora, los Harkonnen iban a ser reemplazados por la Casa de los Atreides en pleno-feudo... una aparente victoria para el Duque Leto. Pero, había dicho Hawat, esta apariencia contenía un peligro mortal, ya que el Duque Leto era popular entre las Grandes Casas del Landsraad.

—Un hombre demasiado popular provoca los celos de los poderosos —había dicho Hawat.

Para disimular, los Harkonnen mandaron un mensaje de paz a los Atreides antes de su partida a Dune, mensaje que por supuesto fue rechazado por el Duque de los Atreides:

—¡El idiota nos responde, Barón!

—¿Desde cuándo un Atreides rechaza la oportunidad de demostrar un gesto? —preguntó el Barón—. Bien, ¿qué es lo que dice?

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