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19 de mayo de 2009

Arrakis... Dune... el planeta Desierto

Arrakis es un planeta ficticio creado por Frank Herbert en su serie de novelas de la saga de Dune:

Y hay que situar muy especialmente a Muad'Dib en su lugar: el planeta Arrakis. Y no hay que dejarse engañar por el hecho de que nació en Caladan y vivió allí los primeros quince años de su vida. Arrakis, el planeta conocido como Dune, será siempre su lugar.

Mejor conocido como Dunas, o Dune por su geografía compuesta casi en su totalidad por dunas de arena.

Arrakis era un lugar tan distinto a Caladan que la mente de Paul se perdía ante su solo pensamiento.

Arrakis... Dune... el Planeta del Desierto.

Arrakis es el escenario de una contienda que llevará casi 30.000 años en resolver:

- Nunca una venganza ha sido más hermosa. El plan constituye la traición más exquisita: hacer que Leto cambie Caladan por Dune... sin la menor alternativa, puesto que se trata de una orden del Emperador. ¡Vaya broma por vuestra parte!

Es el único lugar donde se produce la especia melange, y donde existen las truchas y los gusanos de arena, además de ser la Capital Imperial bajo el Reinado de Paul Muad'dib Atreides y el centro del imperio galáctico de Leto II, el Dios Emperador:
Thufir Hawat, el Maestro de Asesinos de su padre, le había explicado: sus mortales enemigos, los Harkonnen, habían residido en Arrakis durante ochenta años, gobernando el planeta en un cuasi-feudo bajo un contrato con la Compañía CHOAM para la extracción de la especia geriátrica, la melange.

—Un hombre demasiado popular provoca los celos de los poderosos —había dicho Hawat.

Arrakis... Dune... el Planeta del Desierto.

Arrakis es sin lugar a dudas un mundo que a través de la saga de Dune, se desarrolla como una piedra angular del destino humano.

Arrakis es un planeta del sistema Canopus de la constelación del Navío Argo, en nuestra galaxia.

Su superficie esta cubierta por un inmenso desierto, a excepción de los diminutos casquetes polares, de los que se extrae parte del agua que luego se distribuye en los enclaves poblados:

- Son malas copias —dijo Kynes—. Cualquier hombre de Dune que tenga aprecio por su piel utiliza trajes Fremen.

- ¿Y mantiene su pérdida de agua en el límite de un dedal por día?

El resto del agua (la mayor parte) se extrae del aire por medio de cazadores de viento:

- Ordenarlo prematuramente sería un despilfarro, puesto que yo aún os soy muy aprovechable. Sé algo que os ha enseñado ese adorable planeta, Dune: no despilfarrar nunca. ¿Es cierto, Barón?

Los gusanos de arena son los más grandes exponentes de la fauna indígena, solo cactos, palmeras, dátiles y otras especies propias del desierto como el ratón canguro pueden sobrevivir en los asentamientos de rocas dispersos y cercanos a la muralla escudo, una cordillera que protege en la parte norte de el planeta a una vasta superficie en la que los asentamientos humanos han florecido en megalópolis y pueblos.

La capital, Arrakeen, se encuentra dentro de esta protección, tanto de gusanos como de tormentas de arena Coriolis.

Asimismo, el resto del planeta es habitado no solo por esto cómodos citadinos, sino también por los fremen, tribus que vinieron al planeta miles de años atrás y que se han adaptado a vivir en el árido desierto, más precisamente en los enclaves de roca, donde sus comunidades han proliferado:

Paul se durmió de nuevo y soñó en una caverna arrakena, con seres silenciosos irguiéndose a su alrededor a la pálida claridad de los globos.

En el planeta había gente que vivía al borde del desierto sin un caid o un bashar que la gobernase: los llamados Fremen, elusivos como el viento del desierto, que ni siquiera figuraban en los censos de los Registros Imperiales.

Arrakis... Dune... el Planeta del Desierto.

Paul sintió sus propias tensiones y decidió practicar uno de los ejercicios corporales-mentales que le había enseñado su madre.


Estos fuertes guerreros han logrado gracias a la especia, crecer en comercio y tráfico, pero en sí son una raza de humanos de muchísima resistencia, que han logrado domar por cierto tiempo a los masivos gusanos de arena como medio de transporte, y leer en las señales del viento y la arena cuando vienen otra de las característica de el planeta, las tormentas coriolis, llamadas así por ser causadas por el efecto coriolis del planeta y las fuerzas centrifugas, que hacen que las tormentas sean mega ciclones y que literalmente muelan la carne de los huesos a polvo en pocos minutos:

- Mi gente no hablará de vosotros a ningún otro sietch. Los Harkonnen han vuelto a Dune por la fuerza, y vuestro Duque está muerto. Se dice que también vosotros habéis muerto en una Madre tormenta.

Es en este ambiente, en que Paul Atreides consolida su poder y vence a las fuerzas del Imperio del universo conocido:

La noche de la victoria, Paul-Muad’Dib fue escoltado hacia la Residencia del Gobernador, la antigua morada que habían ocupado los Atreides cuando llegaron a Dune. El edificio estaba tal cual Rabban lo había restaurado, virtualmente intacto de la batalla pero saqueado por la población de la ciudad. Algunos de los muebles del salón principal habían sido volcados y rotos.

23 de abril de 2009

Introducción a los principales planeta del Duniverso

La historia de Dune comienza con la partida de los Atreides desde su planeta natal hacia el que da nombre a la saga:

En la semana que precedió a la partida hacia Arrakis; cuando el frenesí de los últimos preparativos había alcanzado un nivel casi insoportable, una vieja mujer acudió a visitar a la madre del muchacho, Paul.

Era una suave noche en Castel Caladan, y las antiguas piedras que habían sido el hogar de los Atreides durante veintisiete generaciones estaban impregnadas de aquel húmedo frescor que presagiaba un cambio de tiempo.

La vieja mujer fue introducida por una puerta secreta y conducida a través del abovedado pasadizo hasta la habitación de Paul, donde pudo observarlo un instante mientras yacía en su lecho.

En dicho planeta, habitan los Fremen, los cuales junto a los Atreides, coprotagonizan el primer tomo:

El doctor Yueh, su preceptor, le había dado a entender de forma ocasional que el sistema de castas de los faufreluches no era tan rígido en Arrakis. En el planeta había gente que vivía al borde del desierto sin un caid o un bashar que la gobernase: los llamados Fremen, elusivos como el viento del desierto, que ni siquiera figuraban en los censos de los Registros Imperiales.

Arrakis... Dune... el Planeta del Desierto.

Pero si tenemos que señalar algún portagonista, tendríamos que hablar del planeta en sí, y de su sustancia, la especia melange.

Troncos, mulas, caballos, vacas, maderas, estiércol, escualos, pieles de ballena... lo más prosaico y lo más exótico... incluso nuestro pobre arroz pundi de Caladan. Cualquier cosa que la Cofradía pueda transportar, las obras de arte de Ecaz, las máquinas de Richesse y de Ix. Pero todo esto no es nada al lado de la melange.

Asintió.

—Los Harkonnen han estado almacenándola durante más de veinte años.

—¿Quieren que la producción de especia decrezca y que la culpa recaiga en ti?

—Desean que el nombre de los Atreides se haga impopular —dijo el Duque—. Piensa en las Casas del Landsraad, que en cierto sentido me consideran como su caudillo... su portavoz oficioso. Piensa en cómo reaccionarían si yo fuera responsable de una seria reducción en sus beneficios.
Pero los mismos soldados fanáticos pese a todo. —¿Cómo pueden ayudarnos los Fremen contra los Sardaukar?

—¿Te ha hablado Hawat de Salusa Secundus?

Salusa Secundus, como se puede deducir de alguna que otra de mis anteriores entradas, es el planeta de los Sardaukar, conocidos por su fiereza:

En la cumbre de su influencia en la política del Universo, su habilidad de espadachines se dice que corría parejas con la del Ginaz de décimo grado, y que su astucia en el combate equivalía a la de una adepta Bene Gesserit. Se rumoreaba que cualquiera de ellos podía enfrentarse con diez mercenarios militares ordinarios del Landsraad. En tiempos de Shaddam IV, cuando eran aún formidables, su fuerza se vio gradualmente degradada por una excesiva confianza en sí mismos, y el misticismo que sostenía su religión guerrera se vio marcado profundamente por el cinismo.

Otro planeta de gran importancia, aunque en el primer libro no tanto, es el de IX, siempre relacionado con Richese, como vemos en el Glosario que aparece al final del libro:

IX: ver Richese.