Baliset

5 de diciembre de 2012

El Baliset, el arma de los trovadores- guereros

El Baliset es un instrumento musical de nueve cuerdas, descendiente directo de la cítara, acordado según la escala Chusuk.

—Ya sé que preferirías que viniera para jugar contigo —dijo—. Echó una ojeada a la estancia, observando que los hombres de Hawat ya la habían repasado a fondo, dejándola segura para el heredero del Duque. Sus sutiles señales en código estaban por todas partes.

Paul observó como el hombre se ponía en movimiento hacia la mesa de adiestramiento con su carga de armas, y vio el baliset de nueve cuerdas que Gurney llevaba al hombro y el multipic colocado entre las cuerdas, junto a los trastes.
La forma de tocar un baliset era pulsando las cuerdas, parecida por tanto también a la forma en que se toca una guitarra:

—Mattai os pide una canción para endulzar su muerte, señor. Dice que vos sabéis una... la que os ha pedido tantas veces —el lugarteniente tragó saliva—. Es aquella llamada «Mi mujer», señor. Si vos...
—Ya sé —Halleck tomó el baliset, sacó el multipic y lo ajustó a su dedo. Pulsó una cuerda del instrumento, comprobando que alguien lo había afinado por él. Sintió un ardor en los ojos, pero rechazó todo pensamiento mientras avanzaba, probando unos acordes y esforzándose por sonreír de una manera casual.

Era el instrumento favorito de los trovadores Imperiales, siendo Gurney Halleck uno de los más famosos personajes que se conoce que tocaban el baliset:
Paul sonrió. Entre todos los hombres de su padre, Gurney era el que más le gustaba: conocía sus cambios de humor, sus debilidades, su carácter. Era para él un amigo más que una espada mercenaria.

Halleck deslizó el baliset de su hombro y empezó a afinarlo.
—Si tú no quieres hablar, yo tampoco —dijo.

Sin embargo, los trovadores no eran los únicos que hacían uso de este instrumento, los miembros de la nobleza, así como muchos Fremen, eran conocidos por tocar el baliset:
Gurney se tiró de la oreja izquierda.

—Una bien pobre decoración, teniendo en cuenta lo que han sufrido escuchando por el ojo de la cerradura a cierto jovencito que intentaba extraer algunas extrañas notas de su baliset.
—Así que ya has olvidado lo que significa encontrarse la cama llena de arena fina —dijo Paul. Tomó de la mesa un cinturón escudo y se lo colocó rápidamente a la cintura—. Entonces, vamos a luchar.

En el juego, el baliset era una carta sin valor, pero hubiera estado gracioso que durmiésemos a nuestros rivales tocándolo.

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