Baliset

15 de marzo de 2010

El escudo de defensa personal ante cualquier arma

El escudo personal, llamado comúnmente escudo, era un campo protector de energía que rodeaba a la persona que lo llevaba.

—Sí, hoy. Y tú me seguirás mañana. La próxima vez que nos veamos será en tu nuevo mundo. —Sujetó a Paul por su brazo derecho, a la altura del bíceps— Mantén libre tu brazo del cuchillo, ¿eh? Y tu escudo siempre a plena carga. —Soltó el brazo, palmeó el hombro de Paul, se volvió y avanzó hacia la puerta.

—¡Thufir! —llamó Paul.


Era algo así como un pentaescudo (del que hablaremos en otra ocasión), pero más personal.

Halleck dejó caer las armas sobre la mesa de ejercicios, las alineó: las espadas, los puñales, los kindjals, los aturdidores de carga lenta, los cinturones-escudo. Se volvió, sonriendo, y la cicatriz de estigma que seguía la línea de su mandíbula se estremeció.

—Así que ni siquiera me das los buenos días, malvado diablillo —dijo Halleck—. ¿Qué clase de dardo has clavado en el corazón del viejo Hawat? Se ha cruzado conmigo en el vestíbulo como si corriera a los funerales de su peor enemigo.


El escudo era producido por un generador Holtzman, campo que derivaba a partir de la fase uno del efecto de suspensión-anulación.

—Una bien pobre decoración, teniendo en cuenta lo que han sufrido escuchando por el ojo de la cerradura a cierto jovencito que intentaba extraer algunas extrañas notas de su baliset.

—Así que ya has olvidado lo que significa encontrarse la cama llena de arena fina —dijo Paul. Tomó de la mesa un cinturón escudo y se lo colocó rápidamente a la cintura—. Entonces, vamos a luchar.

Los ojos de Halleck se abrieron en fingida sorpresa.




El escudo permitía la entrada solamente a los objetos que se movieran a velocidades reducidas.

Paul empuñó otra espada, cimbreó la hoja con sus manos, y se colocó en posición de aguile, con un pie delante. Su gesto se hizo solemne, en una cómica imitación del doctor Yueh.

—Vaya idiota me manda mi padre para enseñarme el manejo de las armas —entonó—. Ese pobre Gurney Halleck ha olvidado incluso la primera lección con armas y escudo. —Paul activó el cinturón y sintió la comezón en su frente y espalda y el prurito causado por la acción del campo de fuerza defensivo; los sonidos exteriores menguaron ostensiblemente con el característico efecto de filtro del escudo—. En el combate con escudo, la defensa es rápida y el ataque lento —dijo Paul—. El ataque no tiene más finalidad que obligar al adversario a dar un paso en falso, para poder atacarle por la izquierda. El escudo detiene los golpes rápidos, ¡pero se deja traspasar por el lento kindjal! —Paul alzó la espada, fintó rápidamente y atacó con una lentitud calculada para atravesar las defensas automáticas del escudo.

Halleck siguió su acción, se volvió en el último segundo y dejó que la hoja rozara su pecho.


Dependiendo del ajuste del escudo, la velocidad del objeto mientras que pasa a través del escudo variaría de seises a nueve centímetros por segundo.

—Creo que hoy no estoy de humor para esto —dijo Paul.

—¿Humor? —la voz de Halleck sonó ultrajada incluso a través del filtro del escudo—. ¿Qué tiene que ver tu humor con esto? Uno combate cuando es necesario... ¡no cuando está de humor! El humor es algo para el ganado, o para hacer el amor, o para tocar el baliset. No para combatir.

—Lo siento, Gurney.


Un escudo se podía configurar también para cubrir el lado derecho o izquierdo de una persona si la necesidad específica surgiese.

—¡No lo sientes lo suficiente!

Halleck activó su propio escudo, se puso en guardia, con el kindjal bien apretado en su mano izquierda, blandiendo la espada en la derecha.

—Ahora, en guardia, ¡y en serio! —Hizo una finta hacia un lado, luego otra hacia delante, y se lanzó a un furioso ataque. Sintió el crepitar de los campos de fuerza mientras los escudos se tocaban y se repelían, y la comezón eléctrica recorrió de nuevo su piel. ¿Qué es lo que le ocurre a Gurney?, se preguntó. ¡No está fingiendo! Paul movió su mano izquierda, haciendo que el puñal sujeto a su muñeca se deslizara hasta su palma.


El escudo se podía poner en cortocircuito solamente si era tocado por un campo eléctrico.

¿Es una traición?, se preguntó Paul. ¡No, Gurney no!

Siguieron combatiendo alrededor de toda la estancia, golpeando y parando, fintando y contrafintando. El aire en el interior de los escudos empezó a hacerse pesado, debido al excesivo consumo y a la lenta renovación a través del campo. A cada nuevo contacto de los escudos, el olor a ozono se hacía más intenso.

Paul continuó retrocediendo, pero ahora dirigiendo su retirada hacia la mesa de ejercicios. Si consigo llevarle hasta allá, le mostraré uno de mis trucos, pensó Paul. Otro paso, Gurney.


Si una pistola láser producía este campo, el rayo de la pistola láser que intercepta con el escudo daría lugar a una explosión pirotécnica (técnicamente, una fusión subatómica, que destruiría cualquier cosa en el campo de la explosión).

En el juego de Dune podemos ver una representación de como se vería este escudo.

2 comentarios:

Clementine dijo...

Esta carta es de las pocas que me suelen tocar...

Mondarina dijo...

Porque de estas suele haber más :P.